Mientras tú y yo nos conformaremos con La Gula del Norte (bien buenas que están...), hay gente que puede permitirse un plato de auténticas angulas, cuya escasez y las estrictas leyes de pesca que la conciernen hace que los precios suban más y más cada año, llegando a alcanzarse los 3.000 euros el kilo. Obtenerlas no es trabajo fácil: los pescadores están obligados a devolver al mar el 60% de la pesca diaria.